Sólo me faltan unos poquitos días para irme de vacaciones.
Las necesito como posiblemente la mayoría de las personas precisan de ellas.
Afortunadamente, me encuentro entre las que tenemos empleo, más concretamente
como funcionaria. No quiero entrar a comentar las cuitas de nuestro sector, que
para muchos es casi un chollo, porque no es verdad. Actualmente todos los
estamentos profesionales compartimos la crisis de una u otra forma, por ello
encontrarnos contentos o satisfechos distaría mucho de la realidad. Desde esta perspectiva,
puedo decir que el año ha sido tan duro como los anteriores, y no por ello el
futuro, a pesar de quienes se muestran tan optimistas, me parece mucho más
alentador. El que la macroeconomía vaya a mejor, cosa que no discuto porque no
entiendo de este tema, no lleva aparejado que el día a día de la mayoría de las
personas que habitamos este país, la
percibamos de una manera clara e irrefutable, ya que siguen los nubarrones de
la precariedad laboral, el sostenimiento de la dependencia, el trabajos de
nuestros hijos e hijas, el desempleo, etc. e incluso nuestros propios trabajos, en un
AY!, y eso es lo que realmente importa a los millones de personas que cada día
tenemos nuestro propio afán.
Por todo ello, aunque pudiera parecer egoísta, es por lo que
ansío despertar sin la cabeza caliente, al menos durante un periodo de tiempo,
deseo quitarme el reloj de mi inflexible horario, disfrutar de mi espacio y
tiempo, convivir con mi familia, no ver los informativos y, si puedo,
desconectar al máximo del móvil. Muchos son mis deseos, que espero, al igual
que yo la mayoría de las personas puedan realizar. Felices vacaciones
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