La
flacidez corporal más fea estéticamente se reparte en el tronco y las
extremidades, es decir, afecta a casi todo el cuerpo, siendo además extensible
a los dos géneros y a lo largo de todas las etapas de nuestra vida. No exagero,
ya que ella puede apreciarse desde la
niñez, hasta nuestra vejez. Siendo además consecuencia no solo de la edad, sino
de los cambios hormonales, dietas e incluso enfermedades o fracturas.
No
obstante, hay zonas que resultan más molestas por su visibilidad: brazos o
piernas (muslos sobre todo), que otras (pecho, abdomen, trasero). No obstante,
posiblemente la peor, no sólo por su fealdad estética, sino también por lo
complicado que puede ser su tratamiento, sea la del abdomen, que en el caso de
la mujer, se agrava aún más como consecuencia de los embarazos.
Vamos a empezar por
la flacidez abdominal, para mí, como he adelantado, la más
difícil de eliminar. Como punto de partida es imprescindible reducir la ingesta
de hidratos de carbono y consumir alimentos ricos en proteínas, debido a que la
proteína ayuda en la construcción de los músculos. Las proteínas magras como la
pechuga de pollo, carne magra de cerdo y carne de res proveen la proteína
necesaria para que los músculos se mantengan y crezcan, ayudado a reafirmar la piel floja después de
perder peso rápidamente. Esta reducción de peso puede deberse a diferentes
motivos como el embarazo, una dieta (recordemos que ésta debe siempre ser
guiada y supervisada por un médico especialista) o, en casos más desafortunados
por enfermedad o lesiones. Siempre hay que añadirle a la alimentación sana la
realización de ejercicio físico, y en este caso además, elegir la correcta postura
en la que debemos tener colocado nuestro cuerpo, ya que las malas posturas en abdomen
y espalda pueden agravar otros problemas orgánicos como la diastasa (separación
de los rectos abdominales) o las hernias, tanto abdominales como de
espaldas.
Igualmente, no todos los ejercicios son
recomendados para esta parte del cuerpo. Esto puede parecer una exageración,
pero no es tal, ya que los tan cacareados abdominales pueden ser tanto la mejor
como la peor solución para la flacidez abdominal, llegando incluso a producir
lesiones si se ejercitan cuando no se debe.
Practicar la
postura: Tener una postura
correcta puede hacer milagros en la apariencia del abdomen. Al estar de pie,
hay que asegurarse de tener los pies rectos, los hombros hacia atrás y sumir el
estómago, al comienzo puede ser un poco incómodo y hasta causar un ligero dolor
en el abdomen, pero después de un tiempo este desaparece y lo haremos casi sin
darnos cuenta.