miércoles, 3 de febrero de 2016

Los otros abuelos

Puede resultar extraño el enunciado del post, pero con todo respeto quiero abordar la situación de "otros abuelos". Esos a los que, las nuevas corrientes intelectuales, reconocen como ajenos- anexos. En esas corrientes "los abuelos no deben hacerse cargo de sus nietos ni de forma parcial". Ese dogmatismo exagerado lleva a romper con los estereotipos precedentes, es decir con la familia convencional, y lo que hay que hacer, y esa es misión de las nuevas parejas, es  crear otro modelo de familia, me refiero a una  familia, que yo definiría como "mama-papa-hijos solitarios" .
Desde esas nuevas corrientes se promulga una familia-núcleo, en la que se reconoce la existencia de "otras personas" fuera (abuelos, familiares, amigos....), quienes de forma accidental ( bien definidas) son invitados a participar. No me crean exagerada... a participar como invitado, nada de convivir, cooperar, ayudar, auxiliar......
La familia-núcleo marca su territorio, elabora su programación de vida...." y si tu me sigues bueno, si no es así ya encontraré sustituto". Ese sustituto no tiene porqué ser una persona, pueden ser unas actividades extraescolares más el comedor, con lo que los hijos pueden estar fuera de una casa, 8, 10 o hasta casi 12 horas.....
Con ello además, dicen un NO rotundo a la posibilidad de  aprender a través de la experiencia que pudieran aportarle "los otros", ya que ese saber parece ser erróneo o como menos obsoleto, y por tanto,  hay que aprender partiendo de cero. Transmitir el gusto por la poesía, el arte, la educación, el saber estar..... no son materias escolares. 
Son núcleos cerrados en los que los ancestros parece que no les aportan nada, ni les sirve para nada. 
Su autosuficiencia, a mi entender, puede ser positiva mientras sean pareja, pero cuando la familia crece, pienso que al igual que las corrientes y demás libros son necesarios y hasta útiles, las personas también aportan, pero eso no lo ven....incluso lo desechan. 
Es muy triste e injusto no entender que las raices mantienen el árbol, que éste tiene todavía savia y vida. Es desolador no querer que sus ramas den cobijo y abrazos, transmitiendo amor,  serenidad e incluso otro sentir ante la vida. Sentir y sentido que esos ancestros en su día, posiblemente tampoco  vieron, pero que al pasar el tiempo les han hecho alcanzar  experiencia,  pero sobre todo, han propiciado valorar y entender  las aportaciones que les transmitieron sus propíos ancestros, aunque ésto, como casi siempre pasa, lo han digerido muchos años despues. A veces, incluso tarde.