Realmente son muchas las cosas
que en este mes de octubre han y están sucediendo en nuestro país. Sin embargo,
a mi esta cantidad de acontecimientos y sobre todo la envergadura de los
mismos, me hacen quedarme atónita, casi me imposibilitan para escribir. Ahí se
ve mi escasa capacidad periodística, y no es por no tener opinión sino más bien
porque en estos casos prefiero leer lo que plumas más expertas que la mía dicen
y sobretodo oír la radio y la calle.
A pesar de ello no me resisto a
comentar casi el último de estos acontecimientos: La última asamblea de
Podemos. Y lo hago porque me parece, como desde el principio ha hecho, una
auténtica revolución en todo lo concerniente a la logística con la que “sus
pensadores y excelentes politólogos” diseñan la estrategia a seguir en lo
relativo a la comunicación con sus “afiliados” y simpatizantes. Este grupo, me
refiero a los que se encuentran en la zona más alta de la dirección, son
grandes conocedores del medio en el que se mueven, conocen a la perfección el
papel de las nuevas tecnologías y sobre todo son innovadores, van por delante
de todo lo que hasta este momento ha sido el márquetin de los partidos
políticos a la usanza. Rompen con el ritmo, la melodía y hasta la partitura, en
nada recuerdan, ni parecen a la ya
desgastada máquina de la política que conocemos. Tienen un aire nuevo,
atractivo y rompedor que atrae no solo a los jóvenes sino también a personas de
mediana y de más edad. En resumen saben lo que hacen, lo que es de valorar. Por
ello creo que va a ser el único programa político que leeré.