Desgraciadamente cada vez son
menos las cosas agradables que nos llegan, tanto de nuestro entorno más próximo
como del que podríamos considerar “lejano”. A pesar de ello, y dado que al ser
humano se le presupone la inteligencia, ésta nos ayuda a buscar aquellas “cosas”,
que nos proporcionan momentos alegres, momentos que a incluso nos aportan un
fuerte subidón de energía positiva, y que debemos aprovechar al máximo.
Ayer tarde, pase un largo rato
con mis nietos, mis hijas, una de ellas es la mamá y mi marido, y para mí
supuso un tiempo repleto de alegría, de contacto familiar compartido y de
esperanza en la vida, que realmente no puedo comparar con nada material que
pudiera satisfacerme más.
Realmente, es sólo la vida la que
nos puede ofrecer estos momentos. Pocas cosas exteriores nos hacen vibrar y
sentirnos plenos. No sé si será el paso del tiempo, el conocimiento cada vez
más exacto de lo que representa “lo material”, o simplemente que valoramos más
y mejor nuestro tiempo y circunstancias. Pero lo cierto es, que estos
sentimientos que ahora tengo, no los tuve hace treinta años. Entonces todo era
prisa, tareas encomendadas que hacer, metas que conseguir, algunas de ellas
innecesarias….ahora me doy cuenta….., y es precisamente ahora, cuando el tiempo ha ido
asentando nuestro bagaje personal, cuando podemos valorar lo que realmente
importa.
Doy gracias por haber llegado a
este punto de mi vida, y sobre todo por darme cuenta que tu familia, y sobre
todo ese futuro que representar tus nietos, es lo que da sentido a vivir.