viernes, 9 de octubre de 2015

Cremas para la crisis

Tengo enormes dudas sobre la verdadera capacidades de tantos y tantos productos de belleza, con los que los medios de comunicación nos bombardean diariamente, realizados para mejorar nuestra piel, incluso llegando a afirmar que su uso nos hará rejuvenecer.
Mi madre apenas tuvo arrugas hasta que falleció, y no por usar unas cremas especiales, es más ella solo usaba una llamada “cremagil”, con la que me decía que le habían desaparecido incluso cicatrices de joven. Sin embargo, creo que su verdadero secreto estaba en el hecho de que nunca se maquilló. Además siempre mantuvo una alimentación sana, muy tradicional y nuestra, con la que tampoco la hizo engordar, ya que ella siempre suprimió la grasa en exceso.
Recuerdo que me decía que a la piel había que alimentarla, y que la manera mejor era aquella que entraba por la boca. Según sus palabras, nunca le faltó el aceite de oliva o una pequeña porción de mantequilla en la tostada del desayuno. El uso de la mantequilla me comentaba que lo había dicho la mismísima Chanel, afirmando que una nuez de mantequilla aportaba la grasa que no debe faltar a la cara.
Todo esto que os cuento viene al caso de las cremas que yo llamo “cremas para la crisis”, y que no son otras que las que se venden en el Lidl, a las que a botepronto les atribuyo un tipo de composición muy básica, sin aditivos sofisticados. Por ello, y sin ser una experta, les doy un voto de confianza.

Besitos

domingo, 4 de octubre de 2015

Familia Versus Familia?

Cuando un hijo o hija  forma su propia familia, la familia crece pero la unión entre ambas familias no resulta tan sencilla. Esto por supuesto no es nada negativo, si no más bien la realidad. Resulta lógico ya que nuestro yerno o nuera es una persona desconocida, hasta una fecha relativamente reciente. De él/ella conocemos poco, ya que aunque tengamos un retrato robot de sus ancestros, nada sabemos de cómo ha ido formándose su personalidad. Es una persona a la que poco a poco iremos conociendo, y a quién aprenderemos a querer o no, eso el tiempo lo dirá. Pero la verdad es que la mejor relación que podemos mantener es la basada en el respeto y la tolerancia.
Cuando esa nueva familia crece, y nos encontramos con nuestro primer nieto/a, la cosa aún se pone más difícil, ya que tanto los nuevos padres como los abuelos somos novatos. Ante esta coyuntiva lo
que no debemos olvidar es lo anteriormente dicho, y además añadir una nueva pauta: saber estar. Es decir, cada uno/a debe saber cúal es el sitio que ocupa y no traspasarlo. A pesar de todo ello, y la experiencia lo atestigua, no existe seguridad en el éxito y por supuesto ello no nos libra de más de un encontronazo. Hay que tener en cuenta, y también lo digo con conocimiento de causa, que aunque conozcamos a nuestra/o hija/o, desde el momento que tiene una familia propia, nos puede sorprender tanto en las tomas de decisiones como en su comportamiento. Por supuesto nada de lo dicho puede entenderse como negativo, todo lo contrario, ya que aunque nos sorprenda a veces, comprobaremos que tenemos ante nosotros a una persona independiente, con su propio proyecto de futuro y que tratará de hacerlo bien. Mas o menos asi debimos de comportarnos nosotros cuando también iniciamos nuestra propia andadura, lo que ocurre es que a veces nos olvidamos. 
La familia crecerá, estará mas o menos unida en función de como todos lo hagamos, pero lo que siempre permanecerá abierta será la casa y el corazón de los padres