miércoles, 30 de diciembre de 2015

Mateo

Apenas tiene tres días y ya es todo un rey, junto a su hermano Nicolás. Nicolás y Mateo se van a llevar algo más de un año, y seguro serán los mejores compañeros y amigos. Es una bendición tener un hijo o hija que nazca sano, que además sea precioso- que voy a decir si soy su abuela- y que con 3.350 gramos llene tanto una casa, y no digamos cuanto ocupa en el corazón de cada uno de sus familiares. 
Mirarlo es ver futuro, una vida que tendrá un proyecto que realizar. Aunque en estos, sus primeros momentos, sea tan frágil, necesite tanto de su mamá, haciéndose totalmente dependiente de ella para sobrevivir y crecer, compartirá con su padre sus primeros mimos, sus baños, sus cambios de pañales. Su hermano Nicolás, tan pequeño, acaba de cumplir un año, no puedo llegar a imaginar que pensará, no tengo ni idea que composición se hará de este nuevo ser, del cambio que en su vida ha ocurrido de pronto. Nicolás es muy bueno y cariñoso y por ello estoy segura que su primer impulso será darle, a su manera, ese cariño que en su corazón, desde ya comienza a hacerse fuerte. Entre ambos se creará un vínculo muy fuerte, un vínculo lleno de amor, protección, cobijo, sinceridad que les acompañará toda su vida.
Es maravilloso tener un hijo y es aún más hermoso que éste cuente con un hermano tan cercano en edad, ya que casi a la par descubrirán su entorno y más adelante el mundo. Ya nunca se encontrarán solos. El viaje, que cuando sean mayores emprendan, lo harán como los mejores compañeros.
Díos los bendiga