Considero que ya ha pasado
demasiado tiempo desde que comenzó “la crisis de refugiados”, como para que a estas
fechas estemos sin visos de solución. Es más, considero que seguimos perdiendo tiempo con el estudio de tantas leyes
internacionales, con tantas discusiones sobre el número que hay que repartir
por cada país, además de otras banalidades
con las que ocultar la realidad, que son los intereses particulares de los
países.
Parece que ya nadie recuerda y
esgrime como bandera con la que realizar una actuación contundente y favorable
para tantas personas que están muriendo,
la declaración de derechos humanos, que en su artículo 1 dice: Todos los seres humanos nacen libres e
iguales en dignidad y derechos y, dotados como están de razón y conciencia,
deben comportarse fraternalmente los unos con los otros. Y hago mención a
este párrafo porque opino que si lo lleváramos a la práctica las medidas que se
tomaran irían de verdad encaminadas a proteger a tanto inocente que están
sufriendo un autentico Calvario, para en muchos de los casos morir tras grandes
suplicios, como el de ver morir a sus hijos, a sus seres queridos, pasar frio, hambre y enfermedades, llegar a un país
y que los echen, vagar sin rumbo…..
Hoy, Semana Santa, muchos serán
los que lloren por no poder sacar a su Cofradía a causa del mal tiempo. Otros,
al verlas en la calle, se emocionarán y hasta se les saltarán las lágrimas ante
una imagen de madera, artísticamente tallada para causar ese sentimiento, y yo
me pregunto ante esta exaltación de sentimientos, por supuesto lícita y
respetable, …. ¿Cómo puede el ser humano seguir siendo impasible ante lo que es
una realidad, un drama que afecta a millones de seres iguales a nosotros?.