viernes, 9 de octubre de 2015

Cremas para la crisis

Tengo enormes dudas sobre la verdadera capacidades de tantos y tantos productos de belleza, con los que los medios de comunicación nos bombardean diariamente, realizados para mejorar nuestra piel, incluso llegando a afirmar que su uso nos hará rejuvenecer.
Mi madre apenas tuvo arrugas hasta que falleció, y no por usar unas cremas especiales, es más ella solo usaba una llamada “cremagil”, con la que me decía que le habían desaparecido incluso cicatrices de joven. Sin embargo, creo que su verdadero secreto estaba en el hecho de que nunca se maquilló. Además siempre mantuvo una alimentación sana, muy tradicional y nuestra, con la que tampoco la hizo engordar, ya que ella siempre suprimió la grasa en exceso.
Recuerdo que me decía que a la piel había que alimentarla, y que la manera mejor era aquella que entraba por la boca. Según sus palabras, nunca le faltó el aceite de oliva o una pequeña porción de mantequilla en la tostada del desayuno. El uso de la mantequilla me comentaba que lo había dicho la mismísima Chanel, afirmando que una nuez de mantequilla aportaba la grasa que no debe faltar a la cara.
Todo esto que os cuento viene al caso de las cremas que yo llamo “cremas para la crisis”, y que no son otras que las que se venden en el Lidl, a las que a botepronto les atribuyo un tipo de composición muy básica, sin aditivos sofisticados. Por ello, y sin ser una experta, les doy un voto de confianza.

Besitos

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