miércoles, 12 de febrero de 2014

Clara Campoamor

Hoy se celebra el 126 aniversario del nacimiento de una de las mujeres más importantes para la historia democrática de este país: Clara Campoamor.
Clara Campoamor es un ejemplo indudable de tenacidad, perseverancia y superación a pesar de su humilde procedencia y de vivir en una etapa histórica en la que la mujer apenas tenía derechos. Dedicó sus fuerzas a la defensa de la mujer y de la igualdad de oportunidades, siendo, gracias a ella, como la mujer adquirió el derecho al sufragio femenino sin ningún tipo de limitaciones.

Debido a la magnífica intervención que realizó en el debate que sostuvo con la también  diputada Victoria Kent, el 1 de octubre de 1931, consiguió que se aprobara el artículo por el que la mujer obtenía el sufragio universal en España, triunfo alcanzado por 161 votos a favor y 121 en contra. 
En 1924, Primo de Rivera  había concedido el voto a las mujeres solteras y viudas, hecho que para muchas feministas había constituido un importante avance, y que sin embargo para Clara no era suficiente, ya que ella consideraba que todas las mujeres tenían derecho a votar, por lo que no pararía en su lucha hasta conseguirlo.
En 1933 tuvieron lugar las primeras elecciones plenamente democráticas, ya que en ellas votaron hombres y mujeres. Paradójicamente Clara no consiguió ser reelegida como diputada. Siendo, a partir de esta fecha, cuando comenzaría a sufrir las consecuencias políticas, como" reconocimiento" al gran logro conseguido, recibiendo de sus propios compañeros las peores críticas y desprecios.
Tanta fue la humillación a la que se vio sometida que, decepcionada de la política escribiría su obra "El voto femenino y yo: Mi pecado mortal, obra que junto a otras formarían su legado político.
 En 1938 partió de España a Buenos Aires, tras loas cuales, nueve años después, volvería a España, donde había sido fichada por el Tribunal de Represión de la Masonería, que la condenaba a 12 años de cárcel y al que  elude regresando a Buenos Aires para nunca más volver a España. 
En 1955 se trasladaría a Suiza donde moriría a los 84 años, siendo sus restos incinerados en San Sebastián tal y como había dejado escrito.

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