Hola, ya estamos de vuelta después de unas vacaciones que podría muy bien resumirse como normales. En ellas ha habido días muy buenos como los pasados con mi nietecito Nicolás, que me llenaron de alegría los pocos, para mi entender, días que disfruté con y de él. Y es que a estas alturas de mi vida, en la que a mi alrededor percibo demasiados infortunios, observar y ver crecer a mi nieto es un lujo y una enorme satisfacción. No es sólo por que se trata de un niño sano y alegre, además de muy bonito- me ha tenido que salir-, si no por el hecho de verlo hacerse una persona. Es un valor añadido que merece toda mi atención, y si en algo bueno para su formación pudiera contribuir, os aseguro que me afanaré con gran empeño.
El resto del mes ha transcurrido con total normalidad, he visto feliz a mi hija pequeña, en sus idas y venidas con su novio y sus amigos, he tenido paz y tranquilidad para poder leer-tres libros- he sumado este verano, y nada desagradable ha ocurrido.
Volver a la rutina, al trabajo, tampoco me ha resultado difícil ni penoso, Estoy en una fase de mi vida en la que a nada nuevo aspiro, salvo a tener salud, que los míos la tengan y a hacer lo que me apetece. Por supuesto, ésto no quiere decir que mi pretensión sea sentarme y ver pasar el tiempo, no, no es eso, Creo que es una buena edad para ser creativa, para estar dispuesta a pasarlo bien, pero sin ese afán que en otros momentos busqué con ahinco. Momentos en los que casi me obsesionaba agradar a la mayoría de la gente y a hacer cosas que me suponían incluso no pasarlo tan bien, con tal de hacer lo que los demás demandaban de mí. A esas cosas son a las que no voy a hacer ni caso. No pienso embarcarme en aquello que me suponga un esfuerzo, que a la larga pueda acarrearme contrariedad. Claro está exceptuando todo aquello que pudiera solicitarme mi familia o las pocas personas a las que de verdad aprecio.
Quizás para alguno de vosotros pueda sonar egoista, pero no es así. No es ese mi sentir, por que para quienes puedan pedirme algo que esté en mi mano, ahí me tendrán, pero ya sin grandes aspavientos ni utopías, ni soluciones al minuto...... con serenidad,
Besitos
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