Sinceramente no puedo saber si la
decisión tomada por el pueblo griego le hará transitar por un camino con
mejores perspectivas, que las que ahora tiene o aquellas que Bruselas quería
imponerles.
Lo que sí me parece es que han
sido muy valientes y han vuelto a dar una lección a Europa, lección que cada
uno de los demás países europeos deberiamos entender como reflexión.
Hace siglos Grecia enseñó al
mundo una forma de gobernar nueva, también incierta en un principio, que se
llamó DEMOCRACIA, forma ésta de ejercer la política que, a través de los siglos
ha demostrado ser la mejor. De hecho la mayoría de los países denominados “del
primer mundo” así la aceptaron y pusieron en práctica, algunos con más éxito
que otros. Dicho esto, no me extraña, que un pueblo inteligente, valiente y
pionero, como es el griego, esté dispuesto a enseñar otra forma de estar en
política. Una forma desafortunadamente hoy desechada, que consiste en poner
por encima de intereses económicos, uno importantísimo para la salud del ser
humano: LA DIGNIDAD.
Creo que es hora de enseñarle a
la “anfitriona” de Europa que este Continente no le pertenece, que hay países más
viejos, que teniéndolo casi todo perdido no quieren renunciar a seguir llevando
la cabeza alta, por no doblegarse a los fuertes y ricos mercados, aun a
sabiendas que van a moverse por terrenos resbaladizos. Terrenos donde les pondrán las más
graves y crueles piedras para que se estrellen.
Hoy, al menos para mí, ser
griego es demostrar que hay esperanza en el ser humano, en ese ser humano que
no está dispuesto a perder la dignidad a cualquier precio, por mucho que les
metan miedo.
Mucha suerte pueblo griego.
Besitos
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